viernes, 16 de agosto de 2013

Sombras en la noche

Eran dos desconocidos que el azar había unido y la noche los cubría y los mantenía en el anonimato. Sus manos empezaron a rozar sus cuerpos, suave y lentamente. Sus cuerpos muy cerca el uno del otro, sus corazones latiendo fuerte y sin aliento. El deseo acabo consumiéndolos y las suaves caricias y esa timidez inicial desparecieron dando lugar a una pasión sin censura. Sus manos recorrían mí cuerpo y me apretaban fuertemente de espaldas contra la pared. Sus dientes y su lengua sobre mi cuello me estremecían y me daban muestras de su deseo de querer poseerme ahí mismo.

lunes, 4 de febrero de 2013

Mi realidad es sólo tu reflejo




 "Mi Realidad es sólo tu reflejo"



 Introducción

Cargada con una  maleta vacía y sólo con lo que podía cargar; iba llena de sueños y esperanza para salir huyendo de ese infierno que era su vida. Estaba dispuesta a romper con su pasado y con todo lo que la relacionara con aquella que no quería ser nunca más. Entre lágrimas de tristeza y anhelando pequeños momentos donde por un instante fue feliz, renunciaba a todo. Quería triunfar, ser alguien y sabía que sus sueños se podían cumplir, tenía todo lo necesario.  Sus comienzos no fueron como ella esperaba, pero no le importaba, su nueva vida empezaba y todo parecía mejor que aquel mundo donde estaba su “hogar”. Esa palabra desencadenaba en su mente momentos de felicidad ensombrecida, por llantos, gritos a media noche, en donde se despertaba temblando bajo las sabanas, rezando y mirando a las estrellas pidiendo ayuda.
 Maltrecha y con heridas que supuraban en su interior, la convirtieron en una superviviente, la hacían ser más fuerte, con mucho estomago para luchar, arrodillarse y llegar hasta el lugar donde se merecía. Su mente se separaba de su cuerpo y se evadía de ese momento, ella no estaba allí, no sentía nada. Si quieres triunfar por la vía fácil y saltarte los escalones de tres en tres, arrodíllate y  abre la boca, mete tu corazón en un caja y tira la llave, pon los sentimientos al margen esto son negocios –esta es la frase que se repetía una y otra vez para no odiarse a sí misma, para mantener la mente clara y fija en un mismo fin.




Capítulo 1

Darisa, un nombre con fuerza que la haría brillar, pensó su madre la primera vez que la tuvo entre sus brazos. Tuvo una infancia en la que el amor de una madre la cubría  y la protegía, pero todo ese amor desapareció y se volvió gris. La Madre de Darisa murió cuando ella sólo tenía 5 años y su padre fue quien se ocupó de ella, una niña risueña, y con un físico, que incluso cuando era un bebe, la gente decía que brillaría. Toda esta historia transcurrió, mientras Darisa vivía rodeada de botellas de alcohol y, mujeres a las que a todas llamaba mama y ninguna la miraban a la cara porque a la mañana siguiente desaparecían.
Su padre se dejó arrastrar a las puertas del infierno y no paraba de llamar para que le dejaran entrar y escribir su final. Cuando los ojos de su pequeña, esos grandes ojos negros, que tanto le recordaban a su madre, él prefería vivir una vida entera en el infierno que un infierno en vida viendo como su hija cada vez se convertía más en su amada esposa y saber que ella nunca volvería y  culparse por no poder amar ni abrazar a su hija porque siente como su corazón se rompe. Los días pasan, los meses desaparecen del calendario y la vida de Darisa y su padre cada vez es un gran océano profundo  en el que su padre flota a la  deriva con el único esfuerzo de morir lentamente. Darisa creció siendo tan independiente que cuidaba de su padre, cuidaba la casa y conseguía ser una buena estudiante. Cada noche ,se acostaba y lloraba hasta que caía dormida soñando  en una vida mejor ,pensando que si todo el mundo decía que ella podía brillar ,no podía dejar al  margen ese deseo que su madre pidió para ella. Su padre cada vez más borracho,  perdía todos los trabajos que encontraba, sus amigos y la familia, ya no sabían cómo ayudarle a superar ese dolor, esa pesada carga que llevaba y que sólo le llevada en una dirección, se estaba matando lentamente y no quería que nadie lo salvara. No siempre fue así.



Lucas el padre de Darisa, había sido un reputado abogado, el más joven de su promoción y el primero de sus amigos en dar el paso de casarse con su novia de toda la vida y formar una familia, porque pensaba que si quieres alguien el tiempo no es excusa para no pasarlo siempre a su lado y hacer de cada momento un momento único que permanezca eterno, “tú eres mi infinito más infinito”.
 La felicidad se respiraba entre las paredes de su pequeño apartamento de dos habitaciones porque siempre habían hablado de formar una familia y no iban a renunciar a conseguirlo. Vivían su particular película sin guión y sin final, escena tras escena, haciéndolo a cámara lenta, no querían perderse ningún instante ninguna sonrisa, ninguna mirada que pudiera significar que ese momento lo era todo y nada más importaba. Su círculo se completó el día que Sofía le confesó que estaba embarazada. Sólo estaba de unas pocas semanas, pero Sofía sabía que todo iría bien y no quería esperar para compartir que por fin  van a llenar esa habitación vacía que no tenía  luz y siempre estaba cerraba con el nuevo miembro de la familia. Sofía era una Artista, una pintora con una galería de su propiedad, aunque sus padres siempre habían tenido otros planes para ella como,que se encargara del negocio familiar. Todo el día en un despacho rodeada de papeles, reuniones y una vida falsa y tan artificial como el matrimonio de sus padres, qué tras 40 años casados , siguen con las mismas mentiras ,haciendo el papel de sus vidas ,ella la perfecta esposa y él su fiel y abnegado esposo , mientras tiene un relación con su secretaria de 25 años, con mucha ambición. Cuando Sofía descubrió que toda la relación  de sus padres era una absoluta mentira, no quería acabar así ni tener nada que la relacionara con esa vida. Le pidió a su padre que dijera la verdad, que acabaran con esta farsa para poder seguir con sus vidas pero por separado y por lo menos tener otra oportunidad para empezar de nuevo.  Desde aquel día, Sofía no sabe nada de sus padres y ellos no saben nada de ella, ni siquiera que está embarazada.


Darisa que siendo sólo una niña pequeña, ya había vivido y seguía viendo, como su padre cada día se abandonaba más. Esa mañana se despertó asustada porque una pesadilla la había despertado de golpe, no recordaba lo que había soñado, pero una sensación de tristeza y paz la invadía por completo. Llegaba tarde a clase y no quise darle importancia para no estar dándole vueltas todo el día. Su padre como cada noche se había quedado durmiendo, viendo la televisión hasta que caía derrumbado por el alcohol, le puso una manta para que no tuviera frio y se despidió con un beso en la mejilla, en ese momento antes de irse creyó ver una sonrisa dibujada en los labios de su padre y ese simple gesto la ayudó a que el día pasará más rápido. Pronto su personalidad y sus ganas de evadirse de su propia realidad diaria, la hicieron  muy popular entres su compañeros de clase y siempre estaba en todas las fiestas.  Empezó a  darse cuenta que todo le resultaba fácil de conseguir y que nadie le decía que no. Se sentía como si la vida le estuviera devolviendo en pequeñas dosis todo lo había estado robando durante todos estos años desde que su madre muriera, y ver como su padre se consumía lentamente y la obligaran a salir de la niñez a madurez   dando un gran salto al vacío.
Cada día Darisa intentaba alargar las horas para no llegar a casa y encontrarse con su propia realidad y descubrir que nunca podría  brillar si estaba rodeada de oscuridad. Su padre vivía entre efímeros momentos de lucidez que no duraban todo lo que Darisa quería y echaba de menos a su padre. Una mañana al llegar de clase, su padre estaba despierto, bien afeitado  y la estaba esperando para llevarla a comer, tenían varias conversaciones pendientes y no podían esperar.


Capítulo 2

Ella lo esperaba como siempre junto  a la ventana, buscando miradas indiscretas para avivar su lívido y su fantasía. Le gustaba la provocación; no importaba donde, ni cuando, ni con quien, no quería saber sus nombres. Sabia como mirar y hacerse deseada, manipulaba la situación con sutil frialdad que solo buscaba la conquista, puro placer, sexo sucio con desconocidos. De apariencia dulce, ingenua e inocente, nadie podría sospechar, que era su mano la que movía  y manejaba los hilos como si fueran sus marionetas. Jugaba, se divertía y cuando todo lo tenía a sus pies, cuando su presa pensaba que dominaba la situación, ella cortaba los hilos. Creaba escenarios en donde era la reina, movía las piezas y sus peones iban lanzándose al vació ciegos por su toque. Engaña, manipula, miente y siempre te dice lo que quieres oír. Pero luego es inocente de todo, nadie puede decir que les obligara. Es accesible pero no esta disponible, insinúa, pero no puedes tocar. Hace hervir tu sangre, sabe hacer sentirse deseada nadie le que “no”. Su veneno es sembrar la duda y romper la confianza de otras parejas, hacer que ese amor se rompa en pequeñas fisuras, leves heridas pero tan profundas que no se cierran. Lasciva, pero con elegancia, siempre deja huella pero ningún rastro. Presa de un matrimonio infeliz, pero que le aporta una buena posición social, y dinero para gastar, vivía su sexualidad ajena a todo el mundo. Fiestas de sexo con hombres que poseían su cuerpo, pero no su alma y era ella la que los poseía a ellos. Era usada por todos esos hombres que creían ser sus dueños, ella era su fantasía: “dócil”, “sumisa”. Era presa de su deseo de sentirse poderosa y usa su sexualidad, su deseo sucio, para tener  juguetes para divertirse. Calienta, enciende la llama y cuando todo arde, el juego se acaba, solo oyes a lo lejos su caminar enérgico marcando bien sus tacones. Frialdad, desprecio, solo quiere juguetes de usar y tirar. Darisa te muerde el corazón, te deja sangrar lentamente mientras tú ves como ella se aleja, disfruta de ese momento de acida maldad, hasta que ese pobre corazón deja de latir. Momentos más tarde entrega todo ese placer dando pequeños instantes de sexo fingido con su marido.

Sentada  en la terraza de una céntrica plaza de la ciudad, estaba ajena, a todo lo q había a su alrededor. Tomaba un café muy cremoso y cada vez que sus rojos labios rozaban la crema de ese café siempre quedaban húmedos y fríos aunque el café estuviera muy caliente. Con movimientos casi a cámara lenta, su lengua recorría una y otra vez dibujando toda la superficie de esos labios. Al final terminaba con un esquivo momento donde sus ojos se cerraban y se mordía el labio inferior de una forma tan íntima y privada, con el único propósito de ser observada y provocar. Después  de ese momento observaba a su alrededor en busca de alguna reacción. Llevaba una blusa de seda blanca que insinuaba la silueta de sus generosos pechos. El tacto de la seda, tan suave, tan cálido y a la vez tan frio,  que de una forma tan sutil como inesperada, esa blusa de un blanco casi traslucido resaltaba unos pezones a la vista de todo ese público, emergentes como la cima de una alta montaña.
 Darisa sentía calor en su cuerpo y desabrocho algún botón más de su blusa. Sin ningún pudor se metía sus manos frías bajo su blusa queriendo sofocar ese calor que la quemaba. Sin quererlo toda su cara expresaba placer. Se levantó y preguntó al camarero donde estaban los servicios, abrió el grifo del agua fría y gota a gota iban cayendo por su cuello, mojándola, humedeciendo esa seda que se pegaba a su cuerpo y no la dejaba respirar.
Mientras, fuera en la terraza un hombre la observaba e instantes después que ella desapareciera la siguió. Entró en el baño de señoras fingiendo una equivocación que no era. Él la miró fijamente, con la blusa toda mojada y desabrochada, ella lo agarro del brazo, no hubo palabras. La puso contra la pared, le arranco la blusa y la beso con fuerza mientras la cogía  de los brazos y los apretaba contra la pared. Recorrió  su cuello deslizando su lengua, mientras apretaba bien su cuerpo contra el de ella. Sus pechos desnudos contra el espejo se agitaban violentamente mientras ese desconocido la montaba como una yegua salvaje  a la hay que domar. Era sexo  consentido expresado con dureza, dos desconocidos manteniendo sexo explicito   y sin limites. Ambos buscaban explotar y saciar su morbo, su peligrosidad a ser descubiertos, puestos en evidencia.

Para no mancharse  su carísima falda  en el suelo, se la subió suavemente y despacio mientras se arrodillaba .Una enorme y  curvada herramienta requería su esmerada atención. La cogió entre sus manos y empezó a  juguetear con su lengua deslizándola de abajo a arriba muy lentamente. Era capaz de sentir la vibración y el palpitar de un corazón. Finalmente  todo se acaba, ese desconocido se marcha y ella simplemente se retoca el maquillaje como si ese momento no hubiera existido. Sucia y mojada, se arregla esa melena azabache tan racial y sale dirigiéndose a la barra, buscando un camarero  para pagar su café. Aquel desconocido había dejado el servicio pagado invitándola al café. “Ella es un buen café solo pero lo elije en taza grande y con mucha leche”.